jueves, 19 de febrero de 2009

COLECCIÓN GAVIOTAS DE AZOGUE 43. ETERNIDADES. JOSÉ VÍCTOR MARTÍNEZ GIL

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ETERNIDADES
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FIDELIDAD

La vasija se rompió. El agua se mantuvo intacta.


FANTASMAS

Se besaron como cada mañana, sin darse cuenta de que ya no estaban allí.


FIEL REFLEJO

Los dos espejos frente a frente vieron su amor infinito.
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DESEO / EN DOS MODULACIONES


DESEO

La eternidad
pudo
complacer
la transparencia
de la mariposa
haciéndola
mujer.


DESEO

La eternidad pudo complacer la transparencia de la mariposa haciéndola mujer.

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sábado, 7 de febrero de 2009

COLECCIÓN GAVIOTAS DE AZOGUE 42. EL MITO CHINO DE LA CREACIÓN P'AN-KU


"Desde que P'an-Ku creó el cielo y la tierra…"
(Famoso dicho chino o frase hecha que significa:
“Desde hace mucho tiempo…”)


Al principio los cielos y la tierra eran solamente uno y todo era caos. El universo era como un enorme huevo negro, que llevaba en su interior a P'an-Ku, el ser supremo. Tras 18.000 años P’an-Ku se despertó de un extenso sueño. Se sintió sofocado, por lo cual empuñó un hacha enorme y la empleó para abrir el huevo. La luz, la parte clara, ascendió y formó los cielos, la materia fría y turbia permaneció debajo para formar la tierra. P’an-Ku se quedó en el medio, con su cabeza tocando el cielo y sus pies sobre la tierra. La tierra y el cielo empezaron a crecer a razón de diez pies al día, y P’an-Ku creció con ellos. Después de otros 18.000 años el cielo era más grande y la tierra más gruesa; P’an-Ku permaneció entre ellos como un pilar gigantesco, impidiendo que volviesen a estar unidos.
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P’an-Ku falleció y distintas partes de su organismo, se transformaron en elementos de nuestro mundo. Su aliento se transformó en el viento y las nubes, su voz se convirtió en el trueno. De su cuerpo, un ojo se transformó en el sol y el otro en la luna. Su cuerpo y sus miembros, se convirtieron en cinco grandes montañas y de su sangre se formó el agua. Sus venas se convirtieron en caminos de larga extensión y sus músculos en fértiles campos. Las interminables estrellas del cielo aparecieron de su pelo y su barba, y las flores y árboles se formaron a partir de su piel y del fino vello de su cuerpo. Su médula se transformó en jade y en perlas. Su sudor fluyó como la generosa lluvia y el dulce rocío que alimenta a todas las cosas vivas de la tierra.
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COLECCIÓN GAVIOTAS DE AZOGUE 37. 101 PÁJAROS Y OTROS TEXTOS. JUAN YANES

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LAS AMOROSAS CRUELDADES

A veces hablábamos con una pasmosa crueldad despojados del beso en esta ventana abierta a la noche cuando me odiabas más y rompías los bordes las orillas a las que yo arribaba después de un hipotético viaje a descansar muerto de hartura de ti esperando con las carnes abiertas ya vencido a que bajaras al fin los labios a comer de esta memoria débil de algunos momentos de placer que recuerdo como puñales o palabras con las que olvido la piel sobre la que escribo esas ínfimas prolongadas quejas que hablábamos como pequeños quejidos que se van juntando en los días siglos eras geológicas quejitas del tiempo de la vida tan terriblemente próximo tan corto tan pegado tan vasto lejano que tú ya no puedes manejar a tu antojo como cuando reinabas sobre los mares de las ventanas que son el deseo que no se alcanza porque estamos encerrado en casa definitivamente para destruirnos mejor ahora que es el orto del cuarto menguante y todo está despojado de besos de los crueles besos de los que hablamos a veces.

REALIDAD SÚBITA
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Había un reloj que cortaba el tiempo detenido de los relojes. Una calle insomne que atravesaba las demás calles. Un río dentro de otro río por el que pasaban infinidad de ríos menores, vacíos. Una lágrima en un llanto que lloraba lágrimas. Caras enmascaradas con los ojos fijos dentro de caras enmascaradas. Había un continente sin fronteras que terminaba nada más empezar. Una pared maestra invisible que sostenía el universo. Había una tela de seda cuya trama se extendía hasta más allá del horizonte y caía como un arambel. Había un soldadito de plomo montado en un globo que sustentaba el aire. Los jardines estaban llenos de jarrones con flores marchitas y palomas ausentes. Había escalones sin escaleras y sin rampas para subir. La vida entera estaba escrita en un libro sin páginas que pasaba un niño inmóvil, como una melodía de silencios en medio del vacío. Todo parecía detenido por la ausencia del deseo. Entonces sucedió. Subimos y había desaparecido la ciudad.
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UNA IMAGEN BORROSA Y UN REFRÁN
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MUJER EN LA ACERA
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Una mujer joven está parada en la acera esperando que se encienda el semáforo para cruzar por el paso de peatones. Le tiemblan las manos de forma tan ostensible que es imposible no mirarla. Es consciente de que la gente la observa. Baja aún más la cabeza que ya lleva baja y trata de ocultar el temblor de las manos agarrando con fuerza un bolso a la altura del vientre. Lo abraza. Sigue temblando. Ahora cruza a toda prisa, corre. Del bolso asoma, por un costado, un trozo enorme de dolor.
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101 PÁJAROS
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Esta mañana, tenía un pájaro en la mano. Lo apretaba como si fuera un tesoro palpitante. Pero preferí ver los cien que pasaban vertiginosamente volando sobre mi cabeza y lo solté. La ciudad está llena de imágenes vertiginosas de pájaros que vuelan en libertad condicional, de pájaros que vuelan en medio del dolor, de sombras que se esconden, de seres que caen por la pendiente, de criaturas que se resisten a ser atrapadas, como los precarios pájaros de la mañana.
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