domingo, 5 de diciembre de 2010

SOÑAR DESDE LA VIDA PARA VENCER LA MUERTE

FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES (Cuba/España)
Discurso*


Una acción cultural, un intelectual que pretende participar en el proceso de transforma-ción social; que pretende ser medio o elemento formativo, impulsor, capaz de influir y aportar, capaz de coadyuvar al crecimiento de la sociedad, y, muy especialmente, al mejoramiento humano, debe tener conciencia de que no es posible integrarse a una transformación social haciéndolo desde afuera o desde arriba, sino que transformar significa también ser parte.

Transformar conlleva la disposición a un profundo proceso de interacción donde el intelectual no sólo va a influir sino que a la vez va a ser influido, no sólo va a dar sino que va a recibir de la sabiduría acumulada por los pueblos, no sólo va a transformar sino que simultá-neamente va a transformarse.

Es que una acción cultural es, ante todo, una opción y una acción humanas: compro-mete el intelecto y compromete los sentimientos y vivencias todos de quien la asume.

Por eso no es posible llegar a ella parcialmente, sino poniéndolo todo dentro de uno en juego, disponiéndose a asumir las complejidades de transformar, donde lo humano tiene que ser, es, lo primario; y disponiéndose a asumir lo complejo de ser transformado, con lo que ello implica de contradicciones circunstanciales, de desgarramientos, de debate. Y de reafirmaciones y fortalecimiento de nuestras verdades: si nuestras verdades son las verdades de la colectividad o pueden ser las verdades necesarias a la colectividad.

Nuestra intención de participar debe tomar como punto de partida, de manera cons-ciente nuestra propia y permanente transformación; nuestra certeza de que nuestros criterios y acciones culturales, nuestros modos de expresión y comunicación, no son esquemas, no son dogmas, sino verdades en las que creemos, pero que pueden ser enriquecidas, o que pueden encontrar nuevos canales, nuevas formas de comunicación que resulten necesarias, porque los modos de comunicación no son, no pueden ser idénticos para todas las circunstancias, y de lo que se trata es de que cada vez logremos ser realmente útiles, realmente eficaces, realmente creadores.

Y dicho así, pareciera que todo es muy diáfano, muy evidente, comúnmente puesto en práctica y, sin embargo, cuán difícil es en lo personal, en la acción cotidiana, debatir nuestras verdades y estar en disposición de crecer, de ser transformados.

Hablo, más que de los principios esenciales que son vida, y los cuales están enraiza-dos en nosotros a través de un largo proceso de vivencias, análisis y maduración.

Hablo de los modos de compartir esos principios, de los modos de ponerlos en práctica como normas de vida y como acciones específicas, de los modos de divulgarlos, de entregarlos, de darles aliento creador y de enriquecerlos en cada caso.

Crear es ser solidario.

Crear es un acto de amor.

Amar es influir y ser influido.

Amar es un resultado y se ama para ser mejor.


* Palabras de Francisco Garzón Céspedes en el Encuentro Cultural (de Escritores) Centroamericano, convocado por la Confederación Universitaria Centroamericana y la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), en San José, Costa Rica, durante varios días del tercer trimestre de 1985.
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