lunes, 2 de marzo de 2009

COLECCIÓN GAVIOTAS DE AZOGUE 44. MEMORIAS. VIRGILIO LÓPEZ LEMUS

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MEMORIAS

Como un sueño se rompe, como un sueño se
rompe, como un sueño se rompe
a la intemperie y el silencio, a la fatiga
y la molicie, al ciclón y la estocada,
como se rompe un sueño dejó de ser la infancia
jardín de ingenuidades, reino de los juegos,
palacio de la memoria que se contradice y rompe.

Anchos espacios, vastos palacios de la memoria
donde hay antifaces y figuras disecadas
y fantasmas que se mueven extratiempo.

Se vive luego en anclas temporales, jugándonos
el pecho entre un pasado que es un sueño
y el sueño que será de las más puras ilusiones.

Y como un sueño se termina, como un
sueño se termina, como un sueño se
termina el fragor de realidades, a la luz
que se diluye, a la voz apagándose,
como termina un sueño deja de ser la vida
jardín del individuo, reino de la mirada,
palacio de la memoria despoblado, y que se esfuma.


PÉRDIDAS

Las cosas perdidas son más nuestras
que las que poseemos.

El aire de lo perdido las sostiene,
las viste entre deseos,
no las despide nunca.

Sólo lo perdido y lo muerto
pacen en el desierto ignoto,
nada los hace revivir,
nada los envuelve en la nada,
solos, únicos, fascinantes, ellos mismos
en la inútil e incorpórea nada del olvido.


EL TELAR

Yo, si pudiera,
traería el telar a mi casa.
El telar y la rueca y los hilos
con que se teje la existencia.
El rayo del sol, el silbo del viento,
el rugiente mar, el volcán, su guirnalda de fuego...

Si pudiera, del hilo mismo
alargaría el tiempo,
daría un plazo largo y joven
a la vida.

Traería el telar a mi casa.


MUCHACHO CON GAITA

En la eterna soledad, frente a la cueva
donde se guarda el tesoro infinito,
un muchacho dice la palabra mágica,
la clave que le ayuda a vivir.
Y si fallara, y si el mecanismo
no abriese la piedra,
si no le responde la palabra aprendida
en la tradición y en el deseo,
¿perdería la vida? ¿Perdería
el solo anhelo de existir, toda esperanza,
su condición de ángel en soledad?
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